miércoles, 2 de septiembre de 2009

LO DIFÍCIL DE NO SABER QUIÉN ERES.


Es muy duro no saber quién eres.
No saber si eres el que se muestra a los demás o el que te machaca en la cabeza con extraños pensamientos. Pensamientos peligrosos para el que se muestra a los demás.
¿Debo proteger al que se muestra a los demás de esos pensamientos o debería dejar de hacer caso al que se muestra a los demás y permitir que mis pensamientos se hagan realidad?
El Yo que se muestra a los demás me parece aburrido, monótono, pasivo, apagado, tímido, soso, lineal…
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real es más activo, decidido, lanzado, divertido, abierto…
El Yo que se muestra a los demás es apreciado por éstos, que le consideran bueno, sereno, noble, comedido, respetuoso, con saber estar…
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real nunca le importó a nadie.
El Yo que se muestra a los demás ha conseguido cosas en la vida.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real nunca me llevó a nada bueno.
El Yo que se muestra a los demás tiene todo lo que se supone que se pueda tener en la vida de una persona de clase media.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real nunca tuvo nada.
El Yo que se muestra a los demás tiene muchas preocupaciones, compromisos y responsabilidades.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real sólo se preocupaba por vivir.
El Yo que se muestra a los demás piensa en el pasado, en el presente y en el futuro.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real sólo pensaba en el presente.
El Yo que se muestra a los demás tiene muchos problemas para dormir.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real dormía como un lirón.
El Yo que se muestra a los demás no tiene fuerzas.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real no conocía el cansancio.
El Yo que se muestra a los demás es infeliz.
El Yo que me machaca la cabeza y que hace tiempo fue real, no.
¿Hacer lo que debo o hacer lo que quiero?
Si hago lo que debo las cosas me irán bien y se supone que viviré por muchos años.
Si hago lo que quiero, seguramente acabaré mal.
Si hago lo que debo muchos me recordarán e irán a mi entierro.
Si hago lo que quiero no creo que haya muchos a quienes les importe lo que me pase.
Si hago lo que debo me respetarán.
Si hago lo que quiero me repudiarán.
Si hago lo que debo será muy duro.
Si hago lo que quiero será muy fácil.
Si hago lo que debo seguramente siga siendo infeliz.
Si hago lo que quiero puede que no.
¿Quién se supone que es mejor que el otro? ¿Cuál es el que merece la pena? ¿Con cuál te quedarías tú?
Un profesional siempre te dirá que tú elijes, y que decidas lo que decidas estará bien hecho. Suena bien pero no es tan fácil.
A nadie en este mundo le deseo el caos que puebla mi mente y que me atormenta a cada segundo.
Lo cambiaría sin pensarlo por una silla de ruedas, por ejemplo.
Y lo peor es la soledad. Pero no la que sientes estando solo sino la que sientes estando acompañado. Esa es la peor.
Sentirse como cuando viajas en avión y te sientes ajeno a todo lo que pasa más abajo. Durante el tiempo que dura un viaje, sienta bien. ¿Pero te imaginas toda una vida viajando en avión?
Hace tiempo que no meto la pata. Antes la metía muy a menudo. Me quedo con la belleza de la imperfección, pero eso la gente no lo entiende.

No hay comentarios:

Publicar un comentario